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¿Qué pasa en Venezuela? Nº 9: Rectificación o ratificación de las políticas oficiales

Ante todo lo expuesto en las anteriores entregas, nos formulamos e intentaremos responder las  siguientes interrogantes; ¿Qué debe hacer el gobierno? ¿Debe reducir la inversión  social, suspender o eliminar las misiones, suspender o eliminar las políticas sociales y de inclusión? ¿Debe apelar a las medidas neoliberales de congelación de salarios y liberación de precios? ¿Debe rectificar su estrategia o ratificar, radicalizar y profundizar el proceso de cambios? Dando continuidad a nuestro análisis y como parte final del presente ensayo, nos corresponde entonces reflexionar sobre las posibles salidas hacia la superación de la crisis.


F.- Una línea política revolucionaria desde el movimiento popular

Por todo lo que venimos exponiendo, salta a la vista que los consumidores venezolanos nos encontramos totalmente en manos de empresarios y comerciante inescrupulosos grandes medianos y pequeños, nacionales y transnacionales (acaparadores, especuladores, “bachaqueros”), pues la burocracia encargada de los controles y de las sanciones se muestra impotente para cumplir sus funciones de protección al consumidor. Además, dada la dimensión del problema, se requeriría asignar un policía para cada comerciante formal o informal, corriendo el inminente riesgo de que el policía o funcionario fiscalizador sea sobornado.  A la dificultad para controlar los precios se suma la ineficiencia burocrática y la explicable y muy lógica tendencia a la corrupción.

Como hemos visto, todos los habitantes del país, en términos generales, en mayor o menor medida y dado nuestro comportamiento económico, somos parte causante  y parte responsable de los problemas planteados. Todos -como compradores y vendedores- conformamos y dinamizamos los aludidos mercados (mercados negros y mercado de vendedores), así como la institucionalización de las compras nerviosas. Los consumidores reaccionamos conforme a las expectativas dominantes. Al factor objetivo o subjetivo del real o supuesto desabastecimiento (anaqueles vacíos y colas) reaccionamos comprando nerviosamente y contribuyendo al fenómeno con el “acaparamiento doméstico”.

Al incremento brutal de los precios (y como consecuencia también de los futuros costos), los comerciantes, sí van a vender, suman a sus mercancías un sobre-precio, pues si todos esperan que los precios aumenten día a día. Los comerciantes se curan en salud y se adelantan, suponiendo que el próximo incremento de precios será inminente, toman medidas que agravan y potencian el problema existente. Es lo que hemos llamado círculo vicioso de la especulación o híper-inflación inducida, vía expectativas económicas. Es decir, los agentes económicos reaccionan subjetivamente, y, con esta reacción, crean consecuencias objetivas que cambiarán la realidad agravando el problema. Esa es la trampa en la que hemos caído.

A todo ello se suma la circunstancia de que en Venezuela, a diferencia de muchos otros países, no existen organizaciones de defensa del consumidor ni tradición alguna al respecto. Nos preguntamos, ¿podría el poder popular asumir la función de proteger al consumidor? En otras palabras, ¿será posible lograr un acuerdo para que un conjunto de organizaciones populares, por ejemplo, coordinadas por UNAMUJER  o por los CLAP, asuman la efectiva defensa del consumidor, y que, manejando la información necesaria y actualizada de los costos y de los “precios justos” puedan definir respuestas rápidas, oportunas y eficaces de consumidores bien informados y bien orientados que decidan, por ejemplo, el boicot de mercancías vendidas con sobre precio. No olvidemos que los consumidores organizados somos más poderosos que los comerciantes especuladores.

Es evidente que sólo una respuesta consciente y organizada de un movimiento popular debidamente informado y orientado, puede detener el despeñadero económico en el cual parecemos caer indefectiblemente. Por nuestra parte, pensamos que en base a un diagnóstico certero de lo que está ocurriendo, el pueblo consciente y organizado, con o sin el apoyo del gobierno, podría  encontrar respuestas que logren revertir el diabólico proceso en que nos encontramos atrapados. Como un aporte al proceso, ofrecemos este material entendido como un conjunto de hipótesis que permitan iniciar y profundizar la investigación del problema planteado o sean aceptados como un papel de trabajo para comenzar la reflexión y el debate. Un debate que necesariamente tendría que bajar al seno de las organizaciones populares y subir luego a las altas esferas del poder gubernamental.

Por otra parte, las revolucionarias y los revolucionarios venezolanos no podemos olvidar ni dejar de lado que vivimos en una sociedad de clases, donde existe la explotación y expropiación de las  trabajadoras y trabajadores asalariados y la opresión económica, social y política de todo un pueblo por el sistema capitalista imperialista patriarcalista, anti-ecologista y guerrerista, y que,  por lo tanto, todo lo que está ocurriendo en la economía y en la lucha social y política del país (guerra económica; políticas económicas del gobierno; respuestas conscientes o inconscientes de los individuos y de las fuerzas y factores sociales; conflictos entre esas fuerzas y grupos; posturas de los periodistas y de los medios de comunicación social; el debate político nacional e internacional), todo ello forma parte y está impulsado por la lucha de clases nacional e internacional la cual se dirime  en medio de una profunda crisis del capitalismo mundial en descomposición. Por lo tanto las revolucionarias y revolucionarios estamos obligados a tomar partido en esa lucha, poniéndonos del lado de los oprimidos explotados y expropiados, vale decir, de sus trabajadores, de sus mujeres y de sus luchas por la emancipación, a objeto de contribuir a diseñar una línea política revolucionaria y a delinear con ellas y ellos, una estrategia de transformación social anti-capitalista, anti-patriarcalista, anti-imperialista, ecologista, internacionalista, es decir, impulsar y desarrollar una lucha auténticamente revolucionaria.   

NOTA 1: El autor de este ensayo considera que el presente material no es algo completo ni definitivo. No es un verdadero diagnóstico, pero constituye un primer aporte, un punto de partida, un papel de trabajo para la discusión. Impulsar este debate de manera honesta, autocrítica y democrática debe ser el compromiso fundamental y la tarea prioritaria de los revolucionarios venezolanos, hoy dispersos en grupos, partidos, organizaciones e instituciones de diverso tipo.

A continuación incluimos a manera de apéndice nuestras opiniones acerca de lo que plantean, tanto  de manera explícita, como implícita, los opositores de derecha y ultraderecha venezolanos y todos los operadores políticos de la oligarquía nacional e internacional.

 Apéndice: ¿Qué plantea la oposición venezolana?

Aparte de su política de desestabilización destinada a derrocar o sustituir el gobierno, la oposición no plantea con claridad un programa, ni siquiera un conjunto de propuestas destinadas a solucionar o contrarrestar los problemas planteados. Sin embargo, de manera aislada e indirecta van soltando argumentos que vislumbran sus posiciones francamente neoliberales y además, considerando sus críticas a la política económica del gobierno, podemos deducir -de su discurso- lo que podrían ser sus lineamientos, propuestas, medidas y decisiones.

Sabido es que la mayoría de los dirigentes de la oposición venezolana (así como gran parte de los economistas neoliberales afectos a ella; como casi todos los  expertos y asesores que les secundan, así como también una gran proporción de sus seguidores) consideran, que lo que el gobierno ha denominado “guerra económica” sería, según ellos, una consecuencia o efecto de la política económica del gobierno bolivariano; de su control de precios; del control de cambio; de los subsidios; de su política salarial; de sus expropiaciones o nacionalizaciones, en fin, de la intervención del Estado adelantada por la política oficial.

Lo que no dicen es, qué ocurriría en el país sí esta política fuese sustituida por la política económica neo-liberal que ha venido proponiendo en forma a abierta y a veces velada la oposición de derecha. No dicen ni explican claramente cuáles serían las consecuencias de la eliminación del control de cambio y su sustitución por un dólar de libre circulación; de la liberación de precios decretada junto a la congelación de salarios. Los opositores pretenden, con su silencio, hacer olvidar a los venezolanos cuáles fueron los efectos de estas políticas en Venezuela y en América Latina durante las dos últimas décadas del siglo pasado y pretenden hacerles voltear la mirada para que no vean lo que está ocurriendo ahora en Argentina y Brasil o en España y otros países europeos en los que campea el neoliberalismo.

Continúa en ¿Qué pasa en Venezuela? Nº 10: Planteamientos de la oposición neoliberal

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