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¿Qué pasa en Venezuela? Nº 10: Planteamientos de la oposición neoliberal


Los neoliberales proponen una política que denominan de “libre” mercado, pero, ellos saben perfectamente que en el capitalismo sólo existe el libre mercado de manera excepcional y transitoria, marginal, pues, en este sistema económico -caracterizado por una irrefrenable tendencia a la concentración de la riqueza- surgen siempre  monopolios, oligopolios y monopsonios, y, en consecuencia, casi siempre, los mercados son controlados por los sectores sociales más poderosos. En estas condiciones, la no intervención del Estado favorece ampliamente a esos sectores. Aunque, no debemos olvidar que, en algunas circunstancias, los neoliberales aceptan como buena la intervención del Estado, como por ejemplo, cuando invierten grandes recursos del Estado para rescatar a los bancos quebrados, desfalcados por sus propios dueños o cuando impulsan un proteccionismo que le resulte conveniente al gran capital nacional o transnacional.


No ignoran -pero lo ocultan aviesamente- que una política de “libre mercado” favorecería a los grupos económicos con mayor poder de mercado; a casi todos los comerciantes; a las empresas transnacionales; a algunos productores, y particularmente, al capital financiero nacional e internacional, y que, al favorecer la acumulación de riqueza en pocas manos, saldrían notablemente perjudicados los trabajadores asalariados y los sectores sociales más débiles y vulnerables. En términos generales, desmejorarían las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de la población, como está ocurriendo hoy en Argentina y Brasil, o como ocurrió en toda América Latina en la década de los noventa.

Lo que en el fondo proponen -pero no lo dicen- es la libertad del capital; la libertad de acumular; la libertad de expropiación y privatización; la libertad de explotar y empobrecer; la libertad de oprimir y esclavizar.  Esa es la libertad que defienden. Esa es la prosperidad que fomentan, la prosperidad y la libertad que existe en los EEUU y en los países que integran la Unión Europea. Una libertad que favorece a los países más ricos, y, dentro de estos países, a los grandes capitalistas, a las grandes empresas, a las oligarquías, al capital financiero, a los monopolios, oligopolios y monopsonios; en fin, al capital transnacional.

Tampoco dicen que cuando estas políticas fueron aplicadas en los EEUU condujeron a la gran crisis económica que estalló durante el año 2007 y que requirió la intervención del Estado a favor de los grandes capitales (los mismos que habían provocado la crisis), y no en favor de la clase media-media y la clase media-baja, cuyos integrantes -muchos de ellos asalariados- terminaron pagando las consecuencias de una crisis que ellos no habían provocado, pues perdieron sus empleos y sus viviendas fueron confiscadas.

Tampoco dicen que estas políticas condujeron a la crisis, por ejemplo, en Islandia (único país que por haberse salido del redil europeo, se ha salvado de sufrir las peores consecuencias del colapso), como sí ocurrió, por ejemplo, en Portugal, Grecia y España, hasta ahora sometidos a la dictadura del capital financiero, saqueador y esquilmador de sus economías. Alemania -el país que, como potencia económica ha sido el menos afectado (o el más beneficiado) por la crisis europea, por ser una potencia aliada al capital financiero internacional- que mantiene a los países subordinados con la soga al cuello y a sus habitantes al borde de la hambruna, como consecuencia de una intervención del Estado -en este caso- a favor de los poderosos.

Los efectos han sido: el incremento casi vertical del desempleo; la reducción de los salarios; los  recortes en educación, en salud y en bienestar social; la impunidad de los delitos financieros y de la también impune evasión de impuestos; la impunidad de los grandes corruptos; la impunidad de las estafas bancarias y otras formas de corrupción y de enriquecimiento ilícito, mientras muchos ciudadanos han perdido sus viviendas como consecuencia de estas políticas y de estas prácticas ilícitas. Se produce así, sin cortapisa, sin disimulo ni clemencia, el empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de la población.

Tampoco dicen que en el caso de Venezuela, en la llamada crisis de desabastecimiento (acaparamiento, especulación, contrabando de extracción, corrupción, suspensión de la producción por no satisfactoria rentabilidad), que la oposición atribuye a la política del gobierno, pero que se debe primordialmente al hecho de que en una economía capitalista -como la que impera en Venezuela- el afán de lucro y la voracidad acumulativa constituyen el motor fundamental de la actividad económica, motor que opera siempre como un factor saboteador, contrario a la distribución de la riqueza, es decir, opuesto a las políticas sociales, por ser opuestas a los intereses oligárquicos, por lo que sus poderes fácticos reaccionan y se esfuerzan en revertir los beneficios logrados mediante las políticas sociales. En síntesis, al igual que en todos los países capitalistas, lo que está detrás de la crisis es la lucha de clases por la apropiación, posesión o control de la riqueza producida por todos.

Tampoco se pasean los partidarios del neoliberalismo (capitalismo salvaje lo denominó Juan Pablo II) por los efectos perversos que se producen en una economía rentista. La circunstancia de que Venezuela cuente con muy cuantiosos ingresos que no son producto del trabajo de los venezolanos y el hecho de que estos ingresos se estén distribuyendo mediante políticas sociales en  favor de las grandes mayorías, se había traducido o se traduce todavía, en el incremento de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, lo que -en este caso y por la lógica del capital- ha favorecido la subida inflacionaria de los precios de todas las mercancías, así como la corrupción, la especulación, el despilfarro.
                                                                                                                       
¿Qué plantearía la oposición respecto a ello? Reducir drásticamente lo que ellos llaman el “gasto social”. Y, aunque según ellos mismos la inflación se produce como consecuencia de creación de dinero inorgánico, sin embargo, plantean revertir todo lo que se ha avanzado en políticas de inclusión social y de distribución de la renta petrolera. En otras palabras,  decretarían el empobrecimiento y desamparo general de la mayoría de la población de Venezuela. En ese caso, lógicamente, y de manera inmediata, reaparecerían las mercancías  en los anaqueles, pero la mayoría del pueblo no tendría acceso a ellos, como está ocurriendo en Argentina y Brasil; como ocurre o tiende a ocurrir ahora en EEUU y España y ocurre casi siempre en casi todos los países capitalistas, y, hay que reconocerlo, como está ocurriendo acá, en el país, con los productos cuyos precios, en la práctica, ya están siendo liberados.                                                                                                                                   
Finalmente, consideramos que estamos en el deber de compartir con quienes nos leen, nuestra preocupación respecto al peligro que percibimos en el sentido de que algunos integrantes del gobierno, asesores o colaboradores del proceso bolivariano o dirigentes del Polo Patriótico, ante el agravamiento de las dificultades que tienden a abrumar y desesperar, tanto al pueblo como a sus dirigentes, se están dejando arrastrar por la prédica soterrada de la derecha endógena y estén cayendo en la tentación de plantearse la necesidad de ceder ante la presión de los poderes fácticos de la derecha y del imperialismo y, terminar aceptando que no hay otra salida para superar la crisis que pactar la aplicación de medidas neoliberales. Tenemos que estar alerta, la tentación es grande. La gravedad de la crisis tiende a justificarlo. Ya hay gente dentro del chavismo que, en aras de mantenerse en el poder, se inclina hacia la aplicación de este tipo de medidas.                                        

NOTA FINAL: Como ya lo informamos a nuestros lectores, actualmente estamos terminando un segundo ensayo que titularemos VENEZUELA: HACIA UN DIAGNÓSTICO DE LA CRISIS, un aporte a la comprensión de la  coyuntura que se ha abierto en Venezuela a partir de las elecciones presidenciales del 20 de mayo y de la perpetración del atentado de magnicidio múltiple calificado en grado de frustración intentado el sábado 4 de agosto de 2018 contra las más altas autoridades del Estado venezolano. Iniciaremos muy pronto su publicación





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