En la primera parte de este artículo ya hemos desarrollado los dos primeros puntos (“a” y “b”); nos quedan por desarrollar los siete restantes, a saber: c) Institucionalización de los mercados de vendedores; d) Aparente o real desabastecimiento e) Círculo vicioso del canibalismo económico; f) Espiral hiperinflacionaria indetenible; g) Los salarios van renqueando detrás de los precios; h) Disminución del poder adquisitivo de los salarios e i) empobrecimiento general de la población. Comencemos.
c) Institucionalización del mercado de vendedores
Se han generalizado y podríamos decir, institucionalizado, lo que
los economistas llaman un mercado de vendedores. Pues, tanto el mercado negro
de productos como las compras nerviosas, operan totalmente a favor de los
vendedores, lo que facilita y potencia la especulación y el aumento brutal de
los precios. Bien se sabe que un mercado de vendedores favorece un incremento
de precios que no está ligado a un
incremento de los costos pero que termina incidiendo en ellos, creando un
círculo vicioso y una espiral inflacionaria que pareciera no tener fin ni
manera de ser frenada o contrarrestada. Y todo ello, en la medida en que
perjudica al consumidor beneficia ampliamente a los vendedores (favorece a
empresarios inversionistas o comerciantes especuladores o no) al aumentar
increíblemente la velocidad de circulación de las mercancías y por ello
aumentar rápidamente la reposición de inventarios y obtención de ganancias en
tiempo record.
d) Acaparamiento, desabastecimiento y escasez
Se ha hecho común
el acaparamiento de productos protegidos, regulados, subsidiados o de elevada
demanda y/o su desaparición y desvío de las tradicionales cadenas de
comercialización y distribución, lo que explica el fenómeno de los anaqueles
vacíos. Se trata de productos que luego aparecen en los mercados alternativos
(mercados negros), adulterados, o en pequeñas cantidades (tetas), y a precios
absolutamente especulativos (bachaquerismo).
Dadas las jugosas ganancias que
pueden obtenerse de esta manera, perjudicando a los compradores,
(consumidores finales o empresas o personas que integraban la cadena de
distribución o que utilizan los productos como materias primas o productos
intermedios). Además de los señalados, se generan otros dos tipos de acaparamiento: el doméstico
(familiar) y el de inventarios (o
empresarial).
e) Círculo vicioso del canibalismo económico
Las colas frente
a los súper mercados y demás centros de
abastecimiento son otra causa ( y a la vez otro efecto) de lo que hemos
denominado “círculo vicioso” del “canibalismo económico” pues las colas son,
por una parte consecuencia y por otra parte efecto combinado de los “mercados
negros”, de las “compras nerviosas”; del ostensible “mercado de vendedores”;
del “acaparamiento”, “especulación” y de
supuesto o real “desabastecimiento”,
y, repetimos, son simultáneamente
otras de las causas que mantiene, fomenta o potencia lo que hemos denominado “perversión
del mercado interno”. En otras palabras, son causa y al mismo tiempo efecto del
problema y por ello, parte importante de lo que hemos llamado círculo vicioso
de factores híper-inflacionarios potenciadores del “canibalismo económico”.
Todo ello constituye un entrampamiento del cual todos los venezolanos, de una u
otra manera, formamos parte.
f) Espiral híper-inflacionaria indetenible
Un “círculo
vicioso” que impulsa una espiral híper-inflacionaria que parecería no tener fin
y que amenaza con dañar más y más al aparato productivo, las cadenas de
distribución y comercialización existentes y que conduce en muchos casos a la
quiebra de empresas, obligadas a cerrar por el aumento insostenible de sus
costos y la previsible caída de las ventas, lo que ha conducido a impulsar una espiral híper-inflacionaria indetenible a la cual no logran
compensar siquiera en parte los aumentos salarios, antes por el contrario, a
cada nuevo aumento de salarios, los empresarios y comerciantes responden con
nuevos incrementos de precios. Pareciera que la híper-inflación -especialmente
nociva para quienes viven de un salario- no se detendrá o frenará sino cuando
bajen considerablemente las ventas por una brutal reducción de la capacidad
adquisitiva de la población. En otras palabras por el empobrecimiento general
de la población trabajadora.
g) Los salarios van renqueando detrás de los precios
No es cierto como
afirma maquiavélicamente la oposición que el aumento de precios genera
inflación. Lo que sí es absolutamente cierto es aquello de que los salarios
andan detrás de los precios con la diferencia de que mientras los precios suben
en ascensor, los salarios van lentamente renqueando por las escaleras. Eso no
niega la certeza de lo que afirman los trabajadores y el pueblo en las calles: que
ante la inflación desatada, los aumentos de salarios son un paño tibio, un alivio que de ninguna manera soluciona el
problema. Y, además, siendo un alivio aparece como un agravante por el
hecho de que es nuevamente reabsorbido por nuevos aumentos de precios casi
siempre abusivamente desproporcionados. Lo que también es cierto, es que en el capitalismo
todo lo que favorece al trabajador asalariado constituye una desventaja para
los dueños del capital, pues los intereses entre capital y trabajo son
antagónicos en toda la regla.
h) Disminución del poder adquisitivo de los salarios
Mientras mayor es
el ingreso de los trabajadores, menores son las ganancias del capitalista
porque el salario y la plusvalía constituyen una riqueza que sale del mismo
saco. No olvidemos que toda riqueza es producto del trabajo y sólo del trabajo.
El trabajo es la única labor humana que genera riqueza. Lo demás son formas de
apropiación, expropiación, acaparamiento o distribución de esa riqueza
producida por el trabajo. Una riqueza que es expropiada o acaparada por el
capitalista quien aparece como productor
por ser propietario de los medios de producción y de la tecnología. Razón
por la cual da la sensación (y él se las ingenia para darle apariencia de
verdad) de que fuese el capitalista o empresario quien produjera la riqueza, ya
que, al comprar la “fuerza de trabajo" a cambio de un salario, se apropia
(“expropia” al trabajador del producto de su trabajo, de manera similar a la
forma en que el ”amo” se apropiaba del producto del trabajo del esclavo.
Por eso el pleno
empleo y el incremento de los salarios, resulta desfavorable para el capitalista.
Es por ello que inmediatamente contrarresta
el aumento de los salarios con el incremento de los precios, lo que
equivale indirectamente a una reducción del salario real, es decir, a una
disminución del poder adquisitivo de todos los trabajadores.
i) Empobrecimiento general de la población
Circulo vicioso
que impulsa una espiral híper-inflacionaria que parecería no tener fin y que
está amenazando con dañar más y más al aparato productivo, a las cadenas de
distribución y en muchos casos conduce a la quiebra de empresas obligadas a
cerrar por el aumento insostenible de sus costos y la previsible o ya efectiva
caída de las ventas. Una espiral
inflacionaria que no logran siquiera compensar mínimamente los aumentos salarios,
antes por el contrario a cada nuevo aumento de salarios, los empresarios y
comerciantes responden con nuevos y cada vez más desproporcionados, por lo que
esos incrementos de los salarios nominales terminan siendo, por la inmediata
subida de los precios, una reducción de los salarios reales.
Es obvio que la
inflación resulta especialmente nociva para quienes viven de un sueldo o un
salario y que, si se deja de su cuenta, no se detendrá o frenará sino cuando
bajen considerablemente las ventas (caída de la demanda y contracción
económica), y ello, mediante una brutal reducción
de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, pues, como lo
proponen las políticas neoliberales, la inflación se controlaría –es su forma
perversa de hacerlo- gracias a la reducción de la capacidad adquisitiva de los
trabajadores, lo que arrastraría también a la pobreza a muchos trabajadores por
cuenta propia y a pequeños y medianos empresarios.
Finalmente
preguntamos qué debe hacer el gobierno: ¿Debe reducir la
inversión social, suspender o eliminar
las misiones, suspender o eliminar las políticas sociales y de inclusión? ¿Debe
apelar a las medidas neoliberales de congelación de salarios y liberación de
precios? ¿Debe rectificar su estrategia
o ratificar, radicalizar y profundizar el proceso de cambios? Respondemos:
Dando continuidad a nuestro análisis y como parte final del presente ensayo de
aproximación a un diagnóstico de la crisis, nos corresponde entonces
reflexionar sobre las posibles salidas o soluciones para la superación de la
crisis o la salida del entrampamiento en el que permanecemos atrapados.
A en nuestra
próxima entrega ¿Qué pasa en Venezuela? Nº 9: Rectificación o ratificación delas políticas oficiales, avanzaremos en estas reflexiones y asomaremos algunas
propuestas para la reflexión y el debate.
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