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¿Qué pasa en Venezuela? Nº 8: Crisis económica e hiperinflación

En la primera parte de este artículo ya hemos desarrollado los dos primeros puntos (“a” y “b”); nos quedan por desarrollar los siete restantes, a saber: c) Institucionalización de los mercados de vendedores; d) Aparente o real desabastecimiento e) Círculo vicioso del canibalismo económico; f) Espiral hiperinflacionaria indetenible; g) Los salarios van renqueando detrás de los precios; h) Disminución del poder adquisitivo de los salarios e i) empobrecimiento general de la población. Comencemos.


c)  Institucionalización del mercado de vendedores

Se han generalizado y podríamos decir, institucionalizado, lo que los economistas llaman un mercado de vendedores. Pues, tanto el mercado negro de productos como las compras nerviosas, operan totalmente a favor de los vendedores, lo que facilita y potencia la especulación y el aumento brutal de los precios. Bien se sabe que un mercado de vendedores favorece un incremento de precios que no está ligado a un incremento de los costos pero que termina incidiendo en ellos, creando un círculo vicioso y una espiral inflacionaria que pareciera no tener fin ni manera de ser frenada o contrarrestada. Y todo ello, en la medida en que perjudica al consumidor beneficia ampliamente a los vendedores (favorece a empresarios inversionistas o comerciantes especuladores o no) al aumentar increíblemente la velocidad de circulación de las mercancías y por ello aumentar rápidamente la reposición de inventarios y obtención de ganancias en tiempo record.

d)  Acaparamiento, desabastecimiento y escasez

Se ha hecho común el acaparamiento de productos protegidos, regulados, subsidiados o de elevada demanda y/o su desaparición y desvío de las tradicionales cadenas de comercialización y distribución, lo que explica el fenómeno de los anaqueles vacíos. Se trata de productos que luego aparecen en los mercados alternativos (mercados negros), adulterados, o en pequeñas cantidades (tetas), y a precios absolutamente especulativos (bachaquerismo).  Dadas las jugosas ganancias que pueden obtenerse de esta manera, perjudicando a los compradores, (consumidores finales o empresas o personas que integraban la cadena de distribución o que utilizan los productos como materias primas o productos intermedios). Además de los señalados, se generan otros dos tipos de  acaparamiento: el doméstico (familiar) y el de inventarios  (o empresarial).

e) Círculo vicioso del canibalismo económico

Las colas frente a los súper mercados  y demás centros de abastecimiento son otra causa ( y a la vez otro efecto) de lo que hemos denominado “círculo vicioso” del “canibalismo económico” pues las colas son, por una parte consecuencia y por otra parte efecto combinado de los “mercados negros”, de las “compras nerviosas”; del ostensible “mercado de vendedores”; del “acaparamiento”, “especulación” y de supuesto o real    “desabastecimiento”, y, repetimos, son simultáneamente otras de las causas que mantiene, fomenta o potencia lo que hemos denominado “perversión del mercado interno”. En otras palabras, son causa y al mismo tiempo efecto del problema y por ello, parte importante de lo que hemos llamado círculo vicioso de factores híper-inflacionarios potenciadores del “canibalismo económico”. Todo ello constituye un entrampamiento del cual todos los venezolanos, de una u otra manera, formamos parte.

f) Espiral híper-inflacionaria indetenible

Un “círculo vicioso” que impulsa una espiral híper-inflacionaria que parecería no tener fin y que amenaza con dañar más y más al aparato productivo, las cadenas de distribución y comercialización existentes y que conduce en muchos casos a la quiebra de empresas, obligadas a cerrar por el aumento insostenible de sus costos y la previsible caída de las ventas, lo que ha conducido a impulsar una espiral híper-inflacionaria indetenible a la cual no logran compensar siquiera en parte los aumentos salarios, antes por el contrario, a cada nuevo aumento de salarios, los empresarios y comerciantes responden con nuevos incrementos de precios. Pareciera que la híper-inflación -especialmente nociva para quienes viven de un salario- no se detendrá o frenará sino cuando bajen considerablemente las ventas por una brutal reducción de la capacidad adquisitiva de la población. En otras palabras por el empobrecimiento general de la población trabajadora.

g) Los salarios van renqueando detrás de los precios

No es cierto como afirma maquiavélicamente la oposición que el aumento de precios genera inflación. Lo que sí es absolutamente cierto es aquello de que los salarios andan detrás de los precios con la diferencia de que mientras los precios suben en ascensor, los salarios van lentamente renqueando por las escaleras. Eso no niega la certeza de lo que afirman los trabajadores y el pueblo en las calles: que ante la inflación desatada, los aumentos de salarios son un paño tibio, un alivio que de ninguna manera soluciona el problema. Y, además, siendo un alivio aparece como un agravante por el hecho de que es nuevamente reabsorbido por nuevos aumentos de precios casi siempre abusivamente desproporcionados. Lo que también es cierto, es que en el capitalismo todo lo que favorece al trabajador asalariado constituye una desventaja para los dueños del capital, pues los intereses entre capital y trabajo son antagónicos en toda la regla.

h) Disminución del poder adquisitivo de los salarios

Mientras mayor es el ingreso de los trabajadores, menores son las ganancias del capitalista porque el salario y la plusvalía constituyen una riqueza que sale del mismo saco. No olvidemos que toda riqueza es producto del trabajo y sólo del trabajo. El trabajo es la única labor humana que genera riqueza. Lo demás son formas de apropiación, expropiación, acaparamiento o distribución de esa riqueza producida por el trabajo. Una riqueza que es expropiada o acaparada por el capitalista quien aparece como productor por ser propietario de los medios de producción y de la tecnología. Razón por la cual da la sensación (y él se las ingenia para darle apariencia de verdad) de que fuese el capitalista o empresario quien produjera la riqueza, ya que, al comprar la “fuerza de trabajo" a cambio de un salario, se apropia (“expropia” al trabajador del producto de su trabajo, de manera similar a la forma en que el ”amo” se apropiaba del producto del trabajo del esclavo.

Por eso el pleno empleo y el incremento de los salarios, resulta desfavorable para el capitalista. Es por ello que inmediatamente contrarresta el aumento de los salarios con el incremento de los precios, lo que equivale indirectamente a una reducción del salario real, es decir, a una disminución del poder adquisitivo de todos los trabajadores.

i) Empobrecimiento general de la población

Circulo vicioso que impulsa una espiral híper-inflacionaria que parecería no tener fin y que está amenazando con dañar más y más al aparato productivo, a las cadenas de distribución y en muchos casos conduce a la quiebra de empresas obligadas a cerrar por el aumento insostenible de sus costos y la previsible o ya efectiva caída de las ventas. Una espiral inflacionaria que no logran siquiera compensar mínimamente los aumentos salarios, antes por el contrario a cada nuevo aumento de salarios, los empresarios y comerciantes responden con nuevos y cada vez más desproporcionados, por lo que esos incrementos de los salarios nominales terminan siendo, por la inmediata subida de los precios, una reducción de los salarios reales.

Es obvio que la inflación resulta especialmente nociva para quienes viven de un sueldo o un salario y que, si se deja de su cuenta, no se detendrá o frenará sino cuando bajen considerablemente las ventas (caída de la demanda y contracción económica), y ello, mediante una brutal reducción de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, pues, como lo proponen las políticas neoliberales, la inflación se controlaría –es su forma perversa de hacerlo- gracias a la reducción de la capacidad adquisitiva de los trabajadores, lo que arrastraría también a la pobreza a muchos trabajadores por cuenta propia y a pequeños y medianos empresarios. 

Finalmente preguntamos qué debe hacer el gobierno: ¿Debe reducir la inversión  social, suspender o eliminar las misiones, suspender o eliminar las políticas sociales y de inclusión? ¿Debe apelar a las medidas neoliberales de congelación de salarios y liberación de precios? ¿Debe rectificar su estrategia o ratificar, radicalizar y profundizar el proceso de cambios? Respondemos: Dando continuidad a nuestro análisis y como parte final del presente ensayo de aproximación a un diagnóstico de la crisis, nos corresponde entonces reflexionar sobre las posibles salidas o soluciones para la superación de la crisis o la salida del entrampamiento en el que permanecemos atrapados.

A en nuestra próxima entrega ¿Qué pasa en Venezuela? Nº 9: Rectificación o ratificación delas políticas oficiales, avanzaremos en estas reflexiones y asomaremos algunas propuestas para la reflexión y el debate.

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