Ir al contenido principal

Un nuevo nombre para Venezuela: República Bolivariana de Tierra de Gracia

A todos los venezolanos se nos ha dicho, cuando estudiamos los primeros años de la escuela primaria, que el nombre de nuestro país surgió de una asociación comparativa hecha por el navegante italiano Américo Vespucio (Amerigo, Vespucci). Ocurrió durante los años inmediatos a la llegada de los conquistadores europeos a Sur América, pues en efecto, fue después de 1498 cuando Vespucio recorrió las costas del territorio que hoy ocupa nuestra Nación. Según esa versión, el expedicionario italiano, observando los palafitos construidos por nuestros aborígenes en las márgenes del actual Lago de Maracaibo, habría asociado lo observado con la ciudad de Venecia (Venezia, Italia) y por ello le habría atribuido el apelativo de “Venezuela”.


   Desembarco de los europeos en Macuro, Estado Sucre, en agosto de 1498

Sin embargo, esta versión, en nuestra opinión edulcorada o piadosa, le atribuye a este vocablo el significado de “pequeña Venecia”, siendo que en el idioma castellano, el sufijo “zuela” no se usa para conformar el diminutivo de una palabra, sino un despectivo; lo que nos permite deducir, dentro de toda lógica gramatical, que el navegante italiano, lejos de utilizar una expresión cariñosa (como Venecita o Venecilla), que revelara cierta admiración, cierto gusto o cierto respeto por lo observado, utilizó un despectivo, muy probablemente, mofándose de la obra de nuestros aborígenes, que es ciertamente incomparable en su simpleza con la magnificencia de la ostentosa y admirable arquitectura veneciana.

Cabe entonces la pregunta: ¿Venezuela, mujerzuela?

Cuando recordamos la poética frase “la patria es una mujer”, no deja de indignarnos que esa muy amada mujer tenga por nombre un despectivo comprable a “mujerzuela”. Y, nos preguntamos entonces asombrados: ¿durante más de 500 años hemos cargado con ese peso negativo en nuestro nombre nacional? Al respeto debemos recordar que en Venezuela se ha venido hablando, por cierto con bastante frecuencia, de la baja autoestima del venezolano; circunstancia que nos permite suponer que alguna influencia negativa debe haber tenido el carácter despectivo del sustantivo propio utilizado para identificar a nuestra patria. Y, aunque la mayoría de los nacidos en estas tierras durante los cinco siglos de existencia de la nación, no se hayan enterado de que nuestra patria ha sido identificada con una palabra despectiva, no hay duda de que cualquier psicoanalista dirá que ello ha debido tener algún impacto negativo en el inconsciente colectivo de los nacidos en estas tierras.

Tierra de gracia, paraíso terrenal 

Pero no fue en el caso de Américo Vespucio, que hemos narrado, la primera vez que al territorio que hoy ocupa nuestro país, se le hubo atribuido un sustantivo propio o una frase para designarlo. Simplemente, esa fue la versión que trascendió, ya que el primer apelativo usado para denominar estos territorios y que podría haber sido utilizado como nombre original, no fue tomado en cuenta ni referido en los primeros años de nuestra existencia como territorio ya conquistado y convertido en posesión españolas de ultramar. Ello quizás haya sido así, porque en el nuevo siglo (1500), cuando surgió la posibilidad y la necesidad de asignarle nombre a este territorio, el Almirante tenido como descubridor, Cristóbal Colón, ya había caído en desgracia. Todo lo contrario de lo que ocurrió con Américo Vespucio, quien fue encumbrado tanto, que su nombre terminó siendo utilizado para designar a todo el continente.

Efectivamente, nuestro país tuvo un nombre anterior mucho más bello y de sentido positivo, ya que, durante su tercer viaje de exploración de América, en 1498, el Almirante Cristóbal Colón, después de aproximarse a las costas de la Isla de Trinidad, se dirigió hacia el sur y dio con la Península de Paria en el oriente venezolano. Y, ya ubicado en la región más oriental del territorio, la nave en la que viajaba se aproximó a lo que hoy es la población de Macuro, costa que fue observada desde la embarcación por el conquistador europeo, quien aunque no llegó a pisar tierra continental, supuso, por lo caudaloso de la desembocadura cercana (Boca de Dragos) que estaban en presencia de un inmenso territorio. El gran navegante, admirado por el verdor, la belleza y el esplendor del paisaje costeño, comparó nuestra tierra con el Paraíso Terrenal descrito en la Biblia, y denominó lo observado como “Tierra de Gracia”.

Como vemos se trata de una expresión totalmente opuesta en su contenido a una  palabra despectiva, por el contrario, se trata de una frase que expresa una elevada estima, una gran  admiración.

Un nuevo nombre para nuestra Nación. 

Si algo necesitamos los venezolanos, especialmente en los actuales momentos, es elevar nuestra autoestima como país. Ya la Constitución de 1999, dio un paso adelante al incorporar a nuestro nombre el adjetivo calificativo de “bolivariana”, lo que, por estar referido a la grandeza y a la gloria de nuestro Libertador, constituye una palabra que puede contribuir a elevar nuestra autoestima como país. Pero, la continuada presencia de un despectivo en nuestro nombre patrio no deja de constituir un peso negativo en el inconsciente colectivo de la Nación. Es por ello que hemos decidido proponer a la Asamblea Nacional Constituyente, que nuestro país deje de denominarse República Bolivariana de Venezuela, para denominarse: REPÚBLICA BOLIVARIANA DE TIERRA DE GRACIA”, “REPÚBLICA BOLIVARIANA DE TIERRAGRACIA” o “REPÚBLICA BOLIVARIANA DE TERRAGRACIA”. Terragracia,  Tierragracia o Tierra de Gracia.

Apelamos al criterio y a la conciencia nacional de los ciudadanos integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente , depositarios del poder soberano originario de la Nación en su condición de miembros de este ilustre cuerpo, único organismo facultado para tomar una decisión de tal magnitud y trascendencia, para sugerirles someter a la consideración de esta Magna Asamblea una decisión difícil de tomar, pero de extraordinaria relevancia. Una decisión que, en todo caso, deberá ser ratificada mediante referéndum aprobatorio por el voto soberano del pueblo venezolano.

                                                                      José Manuel Hermoso González

NOTA: Por la trascendencia que podría tener esta decisión y por lo polémica que podría resultar, debería considerarse la posibilidad de someterla a una consulta especial tipo referéndum antes de ser aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente. Una consulta que -se me ocurre- podría realizarse, por ejemplo, a través del "Carnet de la Patria".





Comentarios

Entradas populares de este blog

CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE NICOLÁS MADURO MOROS

    Respetable mandatario:  Es probable que usted no llegue a leer esta misiva. Sin embargo, he decidido escribirla y darle la máxima difusión posible, ya que, por una parte, estoy seguro de que así aumentarían las probabilidades de que usted  llegara a leerla, y, por otra parte, porque, una carta abierta no está dirigida sólo al destinatario declarado. Por su propia naturaleza, una carta abierta está dirigida a una cantidad indefinida de personas. En el presente caso, el texto de la misiva contiene propuestas formuladas de manera expresa hacia organizaciones y dirigentes populares a objeto de estimular la participación, la movilización y el fortalecimiento del poder popular y comunal. Comienzo por hacer alusión a un recuerdo personal que viene a cuento. Cuando el  9 de diciembre del año 2012, un día después de que el Presidente Chávez se despidiera para marcharse a Cuba, una persona, apasionada antichavista, cuando me oyó expresar una opinión favorable a la decisión pre
CARLOS MARX  Y LA EXPLOTACIÒN HOY  (Vigencia y obsolescencia de su pensamiento económico) ver:  https://www.rebelion.org/noticia.php?id=246013